Cuando se trata de obtener los resultados que buscas en una conversación con tus padres, la clave es hablar de la situación con calma. “Si le lanzas un balón a alguien y esperas que lo agarre, se lo lanzas con suavidad —dice Hemmen—. Debes poder comunicarte del mismo modo”.
En lugar de lanzarles críticas a tus padres, repasa sus preocupaciones. Asegúrate de brindarles información que apoye tu argumento. Por ejemplo, puedes reiterarles que tienes un plan para completar toda tu tarea de antemano de modo que el concierto no interferirá con tus estudios.
Si la conversación igual se crispa, intenta usar frases con “yo”, es decir, que se refieran a ti, en lugar de frases con “ustedes”, o que se refieran a ellos. (Por ejemplo: “Me da tristeza perderme a mi artista favorita”, en vez de: “¡Están arruinando mi vida social!”).
De hecho, las frases con “yo” son una herramienta genial en cualquier tipo de conversación difícil sobre tus sentimientos, ya sea que hables con un adulto, un hermano o un amigo. Ayudan a que la otra persona sienta empatía en lugar de sentirse atacada.